SUBJETIVIDAD Y SUJETOS SOCIALES

 



                                            SUBJETIVIDAD Y SUJETOS SOCIALES 




Desde una perspectiva histórico-cultural, la subjetividad abre nuevas opciones para el desarrollo de las representaciones sociales y, sobre todo, permite una integración entre lo individual y lo social que, en mi opinión, no ha sido suficientemente desarrollada en la Psicología social hasta la actualidad.


Actualmente, las representaciones sociales constituyen un amplio campo teórico en el que se presentan diferentes aproximaciones teóricas y epistemológicas a este concepto. Como toda construcción teórica capaz de generar inteligibilidad sobre nuevos aspectos de la realidad en un campo científico, el concepto de representación social ganó legitimidad y se fue extendiendo a través de autores que comparten comprensiones diferentes de la Psicología, y que se orientan por representaciones diferentes sobre el propio conocimiento humano. En este sentido, el concepto de representación social, en la medida en que ganó fuerza y popularidad, fue asumido desde posiciones diferentes para legitimar investigaciones con objetivos también diferentes.

El propio concepto de representación social, como toda categoría científica, se ha ido modificado en el curso de su desarrollo, tanto por las reflexiones y contradicciones producidas por su propio uso, como por el impacto que sobre los autores han tenido las nuevas producciones teóricas y epistemológicas de las ciencias sociales de forma general. Esto ha hecho que la propia definición del concepto represente una dificultad, no por la pretensión de tener un referente cerrado y estático, sino por los propios elementos teóricos que implícita o explícitamente se han ido incorporando al propio concepto.

La extensión y la diversidad en el uso del concepto, así como la diversidad de posiciones epistemológicas y metodológicas que concurren de forma simultánea en las investigaciones relacionadas con este campo de investigación obligan a un momento de reflexión teórica y epistemológica que impida que el concepto se banalice con la extensión de una práctica que, con frecuencia, es independiente de las bases filosóficas, teóricas y epistemológicas que estuvieron al inicio de su aparición y que hoy en día están sirven de sustento de sus diferentes tendencias y desdoblamientos.




Moscovici y Markova (2006) a lo largo de su obra han reconocido como fuentes teóricas esenciales a Durkheim, Levy-Bruhl y Piaget. Sin embargo, en épocas más recientes (Moscovici, 2000a y b) han incorporado el pensamiento de Vygotsky, especialmente en los puntos de contacto de ese pensamiento con Levy-Bruhl y Piaget.

Piaget expresa un énfasis en procesos cognitivos, mientras Levy-Bruhl, quien también da más peso a lo cognitivo, afirma la inseparabilidad del intelecto de las emociones. Por su parte, Durkheim, fue un autor que reivindicó el carácter especifico de lo social y, a pesar de sus posiciones metodológicas positivistas, comprendió con más claridad la especificidad ontológica de lo mental. Moscovici (2000b) ha intentado definir el espacio de lo emocional en las creencias partiendo de esta consideración de Levy-Bruhl y en momentos anteriores definió el aspecto emocional de las representaciones en las actitudes.

En el presente trabajo pretendo integrar a la discusión sobre las representaciones sociales una visión de subjetividad que he venido trabajando en los últimos quince años y que tiene como fuente esencial el último periodo del trabajo de Vigotsky, el cual, en mi opinión, representó uno de los momentos de mayor diferencia de su obra con la de Piaget. El objetivo es, pues, presentar las representaciones sociales dentro de la articulación de la subjetividad social y la individual (González, 1993), defendiendo la importancia del sujeto en su carácter generador en los espacios sociales en que actúa.




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